La economía social y
solidaria ante la pobreza
Por
José Luis Coraggio
La pobreza para la Economía Social
y Solidaria (ESS)
Para la Economía Social y Solidaria
(ESS) la pobreza fundamental y las políticas para enfrentarla tienen que ver
con satisfactores, que van más allá del acceso a bienes como condición material
de la vida. Esto implica que la pobreza no es solamente un asunto privado, de
consumo insuficiente por insuficiencia de ingresos o de recursos productivos,
sino un asunto de relaciones sociales en cuyo interior circulan y adquieren
sentido social los bienes y servicios. Y que la economía, lejos de ser una
esfera separada de la sociedad, debe estar subordinada, integrada a esta. En
ello juega un papel fundamental la política, el contenido del poder y su
ejercicio.
Resolver la pobreza definida como
carencia de bienes y servicios puede basarse exclusivamente en hacer progresivo
el principio de redistribución de la riqueza, pero no puede limitarse a eso,
menos aún cuando es mínima y sólo se refiere a transferir ingresos monetarios.
Para la ESS esa redistribución debe combinarse con un progreso en relación a
otros principios de organización social de la economía, entre los cuales
destacamos:
I) Organización de los procesos productivos:
mejoramiento en las condiciones de trabajo de los asalariados e impulso a las
formas no subordinadas de trabajo, como la producción familiar o comunitaria
para el autoconsumo, el trabajo asociado autogestionado, y en general lograr
una relación no extractivista del trabajo con la naturaleza, respetuosa de los
equilibrios ecológicos.
II) Apropiación/distribución social: reapropiación
del conocimiento y de los medios de producción, en particular la tierra, a
favor de los trabajadores; reconocimiento de formas no privadas de propiedad y
usufructo, por ejemplo las tierras comunales.
III) Circulación: afirmación de redes de reciprocidad
y solidaridad; promoción de formas de comercio y términos de intercambio
justos, desplazamiento de las relaciones entre mercancías y la competencia por
relaciones intersubjetivas de complementariedad.
IV) Consumo: afirmación del consumo responsable por
sobre el consumismo.
V) Coordinación: afirmación de formas de coordinación
comunitaria, participativa o estatal por sobre la autorregulación del mercado.
Algunos ejemplos de ESS a
distintos niveles de acción
Para avanzar en dirección a otra
economía, integrada solidariamente por la sociedad en base a la racionalidad
reproductiva, las prácticas de ESS deben sostenerse y articularse, ganando
sinergia y legitimidad social en tanto no intentan hacer aguantable la pobreza
sino superarla estructuralmente.
Cuando examinamos el campo de
prácticas que se autodenominan de ESS, diferenciamos tres niveles de acción:
a) El micro-socioeconómico, que impulsa formas
económicas internamente solidarias, ya sea como las iniciativas desde la
sociedad o a partir de planes públicos de promoción para organizar
emprendimientos asociativos de producción destinada al autoconsumo (ej.: el
Programa Pro-Huerta, organizaciones de producción asociada del hábitat como
Tupac Amaru; las empresas recuperadas por sus trabajadores; el programa
“Argentina Trabaja” de promoción de cooperativas); de circulación (ej.:
asociaciones de comercialización conjunta, como las ferias de Misiones o el
Mercado de la Estepa, o los nodos de trueque); de financiamiento (ej.: sistemas
de finanzas solidarias), o de consumo (ej.: asociaciones de abastecimiento compartido).
De hecho, estas iniciativas suelen estar focalizadas en los más pobres y
excluidos.
b) El meso-socioeconómico, que promueve la formación
de redes y asociaciones que expanden la solidaridad articulándose territorial y
horizontalmente y más allá de cada unidad económica (ej.: cadenas de producción
y comercialización como la Justa Trama (cadena solidaria del algodón
agroecológico en Brasil), redes internodales de trueque, redes de comercio
justo, asociaciones de segundo grado entre cooperativas, armado de mutuales
extendidas, etc.).
c) El sistémico, que busca transformar
macroestructuras que sientan bases para otro sistema económico, como las formas
de reconocimiento jurídico de identidades y derechos de la propiedad (ej.: ley
de bosques, reconocimiento de los territorios indígenas, la nacionalización de
YPF o Aerolíneas Argentinas, las leyes y ordenanzas de economía social y
solidaria, el monotributo social, etc.). Cuando de lo que se trata es de
generar un sistema económico social y solidario, como indica la Constitución de
Ecuador, entran entre las realizaciones eficaces de la ESS el rechazo al ALCA
(Acuerdo de Libre Comercio Americano) y la profundización del Mercosur y de
Unasur, la renegociación de la deuda externa y liberación de las tenazas del
FMI y el Banco Mundial. Quedan grandes tareas, como la de una fuerte regulación
del uso de la tierra que supere el extractivismo hoy reinante, o la
priorización de la soberanía alimentaria. Sin duda que los ejemplos de Bolivia,
Ecuador y Venezuela son paradigmáticos de procesos cuyo mandato constitucional
es emprender cambios sistémicos bajo el lema de otra economía, comunitaria,
social y solidaria o popular.
En nuestro país predomina un
concepto de ESS restringido a acciones del primer nivel, aunque desde la
sociedad y desde el Estado existen iniciativas al segundo y tercer nivel
apoyadas en otros esquemas mentales. No ver todos esos niveles de acción como
parte de un programa estratégico que debe tener coherencia intra e
interniveles, puede debilitar la fuerza del conjunto de iniciativas y permite
estigmatizar la versión débil y asistencial de la ESS como una salida temporal
para los excluidos. En todo caso, lejos de atacar el problema estructural, la
extensión de iniciativas a nivel micro-socioeconómico sólo puede atender a la
pobreza de grupos particulares. Dentro de esto cabe incentivar las experiencias
con alto potencial de pasar el segundo nivel (cadenas de producción y
circulación, comunidades). Este nivel de redes es fundamental si surge de, o se
dirige a colectivos con potencial para constituir sujetos de proyectos de
transformaciones mayores, locales, regionales o de orden internacional.
Poniéndolo en otros términos, para la ESS el sentido de las acciones al nivel
micro se adecua si la mirada está puesta en el nivel meso, y el de ambos si se
encuadran en estrategias de cambio sistémico.
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